«Comer carne es una decisión personal» el día que visité la Comisión y el Parlamento Europeo

huelga_hambre_parlamento_europeo-gaza-palestina22
elcontrapunto.net «Comer carne es una decisión personal» el día que visité la Comisión y el Parlamento Europeo
WhatsApp

Cuando tenía 17 años decidí empezar un blog en Internet en el que hablar sobre la incomodidad ética que me suponía consumir carne y empezar a ofrecer herramientas para que la gente pudiera conocer la cocina 100% vegetal, puesto que por aquella época el contenido en español sobre veganismo era muy poco. Pero nunca imaginé que 13 años más tarde esto me llevaría a tener una de las oportunidades más grandes que he tenido en mis 30 años de vida.

Pero recapitulemos. Hace menos de una semana la delegación de Barcelona de la Comisión Europea y el Parlamento Europeo me dieron la oportunidad de asistir a sus sedes en Bruselas como parte de un grupo diverso de creadores de contenido en Internet. Todos asistimos con diferentes proyectos, entre ellos divulgadores con miradas críticas que tratan temas como la violencia sexual en la infancia, el medio ambiente, protección de las lenguas y culturas autonómicas, anti-racismo y enfermedades raras. Claramente mi papel era el ofrecer una voz sobre los derechos animales y la urgente necesidad de transicionar de las proteínas animales hacia el consumo de proteínas vegetales.

A nivel personal fue interesante poder reunirme con grupos de la comisión y políticos del parlamento directamente implicados en la propuesta y aplicación de leyes a nivel Europeo, tanto con aquellos con los que comparto una visión política similar, como aquellos con los que tengo una postura totalmente opuesta. Quizá te preguntes qué es lo agradable de reunirse con personas cuyos valores atentan contra aquello en lo que crees. Bueno, es una pregunta lógica, la verdad.

Activistas pidiendo el fin del comercio entre Europa e Israel

Poder presentarme ante políticos con posturas tajantemente opuestas a mi me da la oportunidad de entender qué es lo que piensan de primera mano, qué es lo que promueven, qué votan y qué pretenden votar, mientras les ofrecemos una mirada contraria que se preocupa y remueve dentro de sus políticas. Queda claro que no puedo comulgar con políticas conservadoras cuyas creencias promueven tipos de familia tradicional, el statu quo de la industria alimentaria, que sucumben ante la presión de los lobbys cárnicos, o por ejemplo -y dado el momento histórico en el que nos encontramos- aquellos políticos que no condenan el genocidio de Gaza. Pero hace tiempo me di cuenta que dentro del veganismo y el movimiento por los derechos de los animales, en ocasiones, fallamos en tomarnos el tiempo de analizar detenidamente el pensar de los contrarios para mejorar nuestras estrategias. Ya que nuestra la evidencia nos parece que tiene peso suficiente como para convencer a terceros sin necesidad de más. Pero al final… ya estamos viendo que esto no está sirviendo de tanto como esperábamos.

Eso no significa que los debates, tensiones o presencias no me hayan resultado incómodas, pese a ser fructíferas en muchos de los casos.

Seminario de 'Creadores de contenido' con perfil activista en la Comisión Europea de Bruselas.

«Una palabra que defina la Unión Europea» me preguntaron

Internamente quiero contaros una anécdota que he compartido con mis familiares y amigos tras mi vuelta de Bruselas. Inesperadamente se dio una espontánea “reunión” de apenas 15 minutos con Úrsula Von der Leyen, en la que me hubiera gustado tener la oportunidad de compartir nuestras preocupaciones sobre los derechos humanos y la Unión Europea tal y como pudimos hacer en las reuniones pasadas. En concreto, me hubiera gustado hablarle de la inyección de dinero y las exportaciones de armas a Israel y mi desacuerdo como persona residente dentro de la UE. No olvidemos que la presidenta de la Comisión Europea Úrsula Von der Layen ha dado su soporte al gobierno de Netanyahu, aunque otros integrantes de la Comisión y el Parlamento Europeo se hayan pronunciado en contra.

Pero claramente no nos dejaron preguntarle: «ella prefiere escucharos a vosotros», nos dijeron, como una forma de cerrar cualquier posibilidad de incomodar a la presidenta Von der Leyen con nuestras preguntas. Demasiados móviles en nuestras manos, demasiadas posibilidad de preguntas delicadas, supongo. Ella, sin embargo, llegó con una petición: que describiésemos con una palabra la Unión Europea. Yo decidí responder con la palabra “privilegio”.

Aproveché que es una palabra que da espacio a lecturas diversas, pero que yo quiero explicarte por qué esta palabra me pareció englobar lo que opino: Sí comparto la idea de que pertenecer a Europa y a la Unión Europea nos convierte a ciertas personas en privilegiadas, pero no eso nos debe hacer olvidar que solo a ciertas. Por eso, cuando hablo de privilegio, también hablo de revisar estos mismos. De tomarlo como oportunidad para entender que tu privilegio de persona blanca y europea, cubierta por los seguros que nos ofrece la UE, afecta a terceros. Y en este caso, el debate tiene que girar inevitablemente hacia el pueblo palestino y sus derechos como humanos.

El 'Green deal' de una Europa que se atiborra de carne

«La mayoría de las políticas mediombientales nacionales tienen origen en Bruselas, es una competencia compartida, y los países miembros tienen 2 años para aplicarlo a nivel nacional» nos contó Mara Grimminger, de la Dirección general de Medio ambiente, quien nos habló de las medidas propuestas por la Comisión Europea para una UE con menor impacto medioambiental de aquí a 2050.

Mi estupefacción llegó tras ver que en ninguna de las ponencias se hacía referencia hacia medidas de reducción del consumo de carne o a promover el consumo de proteínas vegetales de origen europeo. Tampoco ninguna referencia a cómo la ganadería industrial es responsable de la mayor parte de emisiones de CO2, o de la masiva contaminación de los acuíferos debido a los excrementos de los animales hacinados.

Así que aproveché la oportunidad que se me brindó para preguntar acerca de cuál es la postura de su departamento sobre ello y qué medidas se tenían previstas. La respuesta fue decepcionante, ya que el contra-argumento se basó en la idea de que «consumir carne es una decisión personal».

Solo os digo que a esta frase le dediqué largos párrafos en mi último libro, dado que esa idea es, para mi, sencillamente una gran mentira que sostiene la falsa creencia de que comemos carne porque sí, porque queremos o que lo hacemos por sostener el trabajo de aquellos que se dedican profesionalmente a la ganadería, y que no está condicionado por intereses económicos mucho mayores.

Os voy a resumir por qué no puedo comprar esa idea, de la misma forma que lo hice en mi intervención: no podemos hablar de decisión personal cuando cada año salen partidas millonarias -de nuestros impuestos- para financiar y promover aún más el consumo de carne europea en nuestros televisores, teléfonos y prensa. «Enjoy its from Europe» firman todas esas campañas.

Todas estas partidas de dinero son públicas y se pueden consultar en esta página web de la UE.

campanas-consumo-carne-europea-financiacion-enjoy-its-from-europe

También salieron a breve debate las famosas ‘leyes de bienestar animal’, donde pude mencionar que además de ser insuficientes y que en ningún momento promueven un bienestar real, además de que es preocupante lo ausentes que están siempre los animales en cualquiera de las charlas o debates sobre derechos fundamentales, como si no compartiésemos planeta con ellos y lo que a ellos impacta, impacta sobre nosotros y viceversa.

No creo que la desesperanza y la apatía sean buenas compañeras para nuestros objetivos de cambio. Por ello, y aunque siendo realista os cuento que tras mi visita por la Comisión y Parlamento Europeo, me fui con la percepción de que a nivel político el debate sigue muy crudo, también os cuento que pienso que cada vez los derechos animales y la transición hacia la proteína vegetal van ganando terreno político, y que si bien es lento, al menos existe. Hay que seguir trabajando.

Por último comentar que en el tiempo que me ha tomado escribir este artículo he pensado en lo placentero que es poder hablar sin las censuras de las redes sociales. Poder poner las cosas por su nombre sin tapar palabras clave incluidas en este artículo como «Gaza», «Genocidio» o «Violencia sexual», sin miedo a que te cierren la cuenta y perder más de 10 años de trabajo.

Seguimos.

Artículos que pueden interesarte

Previous
Next
Subscribe