Las redes sociales también son la vida real: el acoso a las mujeres en RRSS

Jenny-rodriguez-creadora-contenido-vegana-el-contrapunto
elcontrapunto.net Las redes sociales también son la vida real: el acoso a las mujeres en RRSS
WhatsApp

Hoy recibí un mensaje de un periodista de El Confidencial: me quería hacer una serie de preguntas acerca del acoso en Internet, más específicamente el que reciben las personas que hablan sobre veganismo y alimentación vegetal. Esto me puso a reflexionar sobre un tema que lleva en mi cabeza varios meses cociéndose a fuego lento.

Cuando hablo con terceras personas sobre el tema del acoso y las redes sociales, una respuesta más que habitual es «Lo hacen porque se aprovechan del anonimato, en la vida real no se atreverían». Y sí, es cierto que el anonimato nos permite comportarnos de una forma mucho más libre en el sentido menos pro-social. Porque está claro que si algo reprime nuestros comportamientos poco adaptativos es el miedo a ser juzgados, castigados o segregados. Vamos, que el pertenecer integrado en la sociedad a veces lo es todo para el ser humano.

Pero, independientemente de que eso es cierto, creo que tenemos que empezar a re-formular esa frase. Las redes sociales sí son la vida real porque forman una parte ya indespegable de ella. A veces está más presente en la vida real de las personas que la propia “vida real”, la vida más inmediata y física.

Dicen que de media pasamos unas 7 horas al día consumiendo redes sociales, lo que significa que le dedicamos más tiempo del que mucha gente se puede permitir pasar con sus parejas, hijos y amigos, porque se ven totalmente consumidos por un ritmo de vida que consiste en “tener que pagar”. Así que no queda más remedio que trabajar más horas de las que tienes a lo largo de la semana.

Nos relacionamos a través de las redes sociales tanto que no solo la vida que tienes en el entorno físico puede definir la fama que tienes en redes sociales, sino la fama que adquieres en redes sociales impregna todo tu entorno inmediato hasta el punto de poder cambiarte la vida. Te elevan a otro status. Definen nuestras necesidades de consumo, mueven millones de dólares. Moldean nuestra identidad, nuestro sentido del humor, nuestros intereses.

El sentimiento de pertenencia ya no es solo algo analógico, sino también digital.

 

mujeres y el acoso en redes sociales

Insultos, amenazas y acoso: cada vez más habitual

El odio que recibes en Internet hace mucho tiempo que se desligó de ser exclusivamente propio de personas polémicas o que desarrollan actividades profundamente crueles en Internet (recordemos cuando en viejos tiempos, Youtube era un páramo repleto de vídeos de“bromas pesadas” que en realidad ocultaban delitos de odio humillantes y peligrosos -como dar galletas Oreo rellenas de pasta de dientes a una persona que vivía en la calle, grabarlo y subirlo a la plataforma-).

Los algoritmos han cambiado, la forma en la que no relacionamos en RRSS ha cambiado. Y aunque hace más de 10 años que Twitter -el nuevo X- lleva siendo una plataforma creada para funcionar a través de las reacciones de odio, eso ha llegado a plataformas muchísimo más ‘family friendly’ como Instagram. Donde hasta un plato de garbanzos es capaz de volverse lo suficientemente viral como para recibir toneladas de comentarios despectivos, insultos, señalamientos y amenazas. Sí, amenazas.

Como os comentaba al principio del artículo, en esa entrevista para El Confidencial una de las preguntas que más me despertó interés fue en la que señalaban si había un género o un perfil de persona específico que fuera más propenso a dejar comentarios de odio. Supongo que esa pregunta venía propiciada por el hecho de que es más que evidente que la inmensa mayoría de comentarios de odio que recibo en RRSS están hechos por hombres cis-heterosexuales, pese a que entre el 80% y el 90% de mi audiencia son mujeres. Pero esto no es algo aislado, he tenido muchas conversaciones al respecto con mis compañeras, tanto de creación de contenido sobre veganismo y alimentación vegetal, como de otros sectores como maquillaje, moda, deporte, cultura, divulgación…

Algo nos une a todas, y es el odio vertido por miles de hombres cis-heterosexuales que, escondidos tras sus teléfonos móviles, sexualizan nuestros cuerpos solo por desarrollar actividades cotidianas, insultan nuestro aspecto, desmerecen nuestras capacidades, nos aleccionan y tienen conductas paternalistas y condescendientes incluso cuando su conocimiento respecto al tema tratado se evidencia como muchísimo menor.

Cualquier mujer que trabaje o tenga presencia en redes sociales podrá contarte experiencias desagradables donde reciben fotografías genitales no solicitadas o donde sencillamente son insultadas solamente por existir ¿Acaso tú no has leído el ‘comentario viral’ que numerosos hombres de todas edades hacen en tiktok? ¿No? Por si no sabes de qué te hablo, hasta hace unas semanas podíamos leer en muchísimos vídeos de mujeres el comentario «4 letras» una forma nada sutil de llamar «puta» a una mujer por salir bailando, probándose ropa, maquillándose, comiendo, dando una opinión… En definitiva: existiendo.

El auge de las políticas ultra-derechistas, el pensamiento de ese 52% de hombres españoles que piensan que el feminismo ha llegado demasiado lejos, el movimiento tradwife… No es casualidad que las redes sociales se emponzoñen de lo que vemos fuera y que las mujeres seamos cuestionadas dentro de ellas por lo mismo que somos cuestionadas fuera. Porque como os digo, las redes sociales también son la vida real.

«Algo nos une a todas, y es el odio vertido por miles de hombres cis-heterosexuales que, escondido tras sus teléfonos móviles, sexualizan nuestros cuerpos solo por desarrollar actividades cotidianas.»

Artículos que pueden interesarte

Previous
Next
Subscribe